sábado, 10 de diciembre de 2011

que se comia el mundo





















Veras, ella comprendió que la palabra distancia no solo significaba estar lejos de una persona físicamente. Que la despedida era solo una perdida de tiempo y que es el tiempo el único que se encarga de los restos de la palabra amargura. Nunca creyó en los finales felices y que lógicamente es un final y lleva lagrimas consigo. Retroceder y arrepentirse no te llevan a empezar la misma partida. Impotencia es el peor sentimiento que encontré en sus lineas. Conoció que la amistad, el amor y las demás sandeces están sobrevaloradas. No tenia en todo cuanto se le antojaba, pero nunca rechazó nada de lo que tenia. Pocas veces se conformó y nunca supo como cooperar con la persona que estaba frente a su espejo. Supo que había que apretar los dientes y sonreir aunque todo fallase, porque hoy en día lo único que importa es aparentar y seguir con la cabeza erguida. Puedo llegar a entender que las sonrisas también pueden estar pintadas de melancolía, tristeza y que algunas se deshacen y no significan nada. Nunca he confiado en nadie porque ya tienes suficiente con creer en ti misma. Aprendió que la gente es pendiente por defecto y que el querer demás siempre fue demasiado y que las peores cicatrices no son exactamente las que están en la piel.

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